miércoles, 8 de junio de 2011

Fumar o no fumar, esa es la cuestión

Dejame que te cuente el mundo que mis ojos ven!!!!

Fumar o no fumar, esa es la cuestión

Siempre recuerdo esa manida expresión que nos dejo el buenazo de Shakespeare, ¨ to be o not to be, that is the question ¨ y no puedo dejar de pensar como en muchos casos los legados de conceptos fundamentales no sirven para nada, más que para un cliché, lo tomas o lo dejas, pero por lo general los dejamos.

Cada vez que a diario tenemos que decidir las múltiples situaciones que nos ofrece la vida tenemos que tomar una de las dos puertas, pero estas dos puertas nos llevan ineludible a otras dos y estas sucesivamente e interminablemente a dos nuevas y así seguidamente hasta el infinito, solo se detienen de aparecer con la muerte.

No puedo decir que las decisiones de cada humano son erróneas o sensatas, son malas o buenas, cada espécimen sabe adónde va y en el peor de los casos lo presupone y si algo puede alegarse de bueno en esta dicotomía es que la vida se va conformando de pequeños errores y a veces de no tan pequeños.

Por eso es inevitable lleguemos al punto de decisión con algo preconcebido de que si elegimos puede ser real o ficticio bueno o malo, pero en tal caso podemos tomar decisiones sin el menor recalo de reserva emocionar y allá nos lanzamos.

Este mundo nos ha ofrecido el dichoso tabaco como otra de las infinitas puertas y los fumadores decididos pululan por doquier y salen de los lugares menos pensados. Es un silencioso ejército que tiene sus propios dogmas internos aunque sin reglas.

El fumar es una adicción terrible para el que lo padece y trágica y patética para el que no la tiene y la padece igual. También estamos los de puertas mas allá que no fumamos por decisión única e irreversible de nuestra voluntad, pero que sufrimos los embates onerosos de tanto irresponsable fumador que puede morirse a gusto, pero invade espacio y privacidad de los que decidieron no hacerlo.

Mas esta invasión de privacidad y agresión a uno que no desea vivir de esa manera no recibe condena alguna. Claro que en los últimos años hemos avanzado mucho pero de nada sirve para esa anónima población de indolentes que miran a los no fumadores con indiferencias y casi irrespeto cuando alegan con descaro ¨ un poquito de humo no te va a hacer nada ¨ y me niego a creer que no podremos enfrentarnos a la siguiente puerta donde la decisión rigurosa e imparable sea fumar o no fumar.
¿Qué haremos para estos casos tan conocidos? Pueden aceptarlo las esposas o el hijo o la novia, pero ¿debe aceptarlo el ciudadano ajeno y feliz de no servir a la mezquina tentación?, creo que definitivamente debemos ser más exigentes en lo que a este tema se refiere pues nunca sabremos qué porcentaje anónimo de personas mueren atacadas por los propios congéneres, sentados en los mismos salones, oficinas continuas o pisos aledaños en las empresas, y más que alegar, digo pensando con exageración, ese imperceptible daño a la vida vaga por la misma ciudad de todos, aunque ustedes me tilden de extremista y no me crean. Esa es la cuestión, fumar o no fumar.

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