Dejame que te cuente el mundo que mis ojos ven!!!!

Fumar o no fumar, esa es la cuestión
Siempre recuerdo esa manida expresión que nos dejo el
buenazo de Shakespeare, ¨ to be o not to be, that is the question ¨ y no puedo
dejar de pensar como en muchos casos los legados de conceptos fundamentales no
sirven para nada, más que para un cliché, lo tomas o lo dejas, pero por lo
general los dejamos.
Cada vez que a diario tenemos que decidir las múltiples
situaciones que nos ofrece la vida tenemos que tomar una de las dos puertas,
pero estas dos puertas nos llevan ineludible a otras dos y estas sucesivamente
e interminablemente a dos nuevas y así seguidamente hasta el infinito, solo se
detienen de aparecer con la muerte.
No puedo decir que las decisiones de cada humano son
erróneas o sensatas, son malas o buenas, cada espécimen sabe adónde va y en el
peor de los casos lo presupone y si algo puede alegarse de bueno en esta
dicotomía es que la vida se va conformando de pequeños errores y a veces de no
tan pequeños.
Por eso es inevitable lleguemos al punto de decisión con
algo preconcebido de que si elegimos puede ser real o ficticio bueno o malo,
pero en tal caso podemos tomar decisiones sin el menor recalo de reserva
emocionar y allá nos lanzamos.

Este mundo nos ha ofrecido el dichoso tabaco como otra de
las infinitas puertas y los fumadores decididos pululan por doquier y salen de
los lugares menos pensados. Es un silencioso ejército que tiene sus propios
dogmas internos aunque sin reglas.
El fumar es una adicción terrible para el que lo padece y
trágica y patética para el que no la tiene y la padece igual. También estamos
los de puertas mas allá que no fumamos por decisión única e irreversible de
nuestra voluntad, pero que sufrimos los embates onerosos de tanto irresponsable
fumador que puede morirse a gusto, pero invade espacio y privacidad de los que
decidieron no hacerlo.
Mas esta invasión de privacidad y agresión a uno que no
desea vivir de esa manera no recibe condena alguna. Claro que en los últimos
años hemos avanzado mucho pero de nada sirve para esa anónima población de
indolentes que miran a los no fumadores con indiferencias y casi irrespeto
cuando alegan con descaro ¨ un poquito de humo no te va a hacer nada ¨ y me
niego a creer que no podremos enfrentarnos a la siguiente puerta donde la
decisión rigurosa e imparable sea fumar o no fumar.
¿Qué haremos para estos casos tan conocidos? Pueden
aceptarlo las esposas o el hijo o la novia, pero ¿debe aceptarlo el ciudadano
ajeno y feliz de no servir a la mezquina tentación?, creo que definitivamente
debemos ser más exigentes en lo que a este tema se refiere pues nunca sabremos
qué porcentaje anónimo de personas mueren atacadas por los propios congéneres,
sentados en los mismos salones, oficinas continuas o pisos aledaños en las
empresas, y más que alegar, digo pensando con exageración, ese imperceptible
daño a la vida vaga por la misma ciudad de todos, aunque ustedes me tilden de
extremista y no me crean. Esa es la cuestión, fumar o no fumar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario