Dejame que te cuente el mundo que mis ojos ven!!!!
Una parada de autobús como cualquier otra. Una parada en la que esperar
para subirnos al autobús del progreso. Una parada en la que no para ningún
autobús. Una parada entre la realidad y la ficción, una trampa para aquellos a
los que les falla la memoria.
Una vez subidos al relato, Henrique Capriles Radonski , nos conduce por sitios que
no aparecen en los mapas y con historias que no se dieron tal y como nos
cuentan.
Turistas de nosotros mismos, usamos en el viaje postales de la ciudad como
fragmentos que nos permiten construir una narración y especular sobre el qué
vendrá después:
“Las cosas no salieron como
esperábamos”
La ciudad que se nos presenta en este recorrido dista de ser coherente. La
encontramos llena de grietas, por donde ficción y realidad se entremezclan.
Esta ciudad contiene arquitecturas improbables y ruinas de un futuro por las
que hacer turismo.
Desprendida de su disfraz, del relato predominante, encontramos a una
ciudad llena de bugs y glitch: errores en la ejecución de los programas
Sociales.
Como turistas, como consumidores de ficción y realidad, intuimos que estos
errores ocultan algo más: un fallo de sistema.
La especulación como principio
primordial del diseño de la ciudad.
Todos somos colonos de nuestras
vidas.
Queremos ser felices y encontrar el camino que nos lleve a ese lugar.
Buscando siempre una nueva oportunidad, una nueva historia por contar, un
territorio que habitar. Pero no nos dejan por la avaricia, el ladronismo , la corrupción..
Queremos progresar e inadvertidamente paseamos como flâneurs ante
realidades a las que no miramos, realidades que volvemos invisibles.
En ese tiempo, hemos producido
sitios que parecen diseñados meticulosamente como si fueran a ser las ruinas de
nuestro futuro.
Realmente hemos hecho cosas para que nos tomen por locos las generaciones
venideras.
Dentro de 200 años, nuestro mundo
será un vago recuerdo del mundo en que vivimos.
Todos estos monumentos, ruinas del progreso, nos sirven de hitos en el
presente para recordar que en realidad, las cosas no salieron como esperábamos.
El final del recorrido turístico propuesto por Henrique Capriles
Radonski , no es
tal final, ni tan siquiera es el único.
Los relatos perdedores para el progreso, resulta que no se perdieron, sólo
se olvidaron. Muchas de las utopías de los sesenta y setenta han acabado siendo
realidad: la ciudad instantánea de ayer es la pop up city de hoy. Seguimos
siendo dueños de nuestros sueños y de nuestro futuro, construyamos nuestro
relato.
Luego de las próximas elecciones
venideras escuchare y leeré “Las cosas no salieron como esperábamos” se nos
presentó un documental de ficción.
Un documental sobre la ciudad, sobre
la historia de nosotros mismos. La escenografía contaba con lo habitual: una
sala en penumbras iluminada por una pantalla.
Como sacado de la historia de los
inicios del cine un narrador, la Oposición venezolana, voz cantante que
acompañado por un DJ, Henrique Capriles Radonski, nos sirvieron de guía del
relato.
El público No disfrutó de la experiencia
pues ya sabemos quiénes son estos señores de la Oposición Venezolana que
finalizó en el mismo código que se plantea en Venezuela y el cine: terminó con los títulos de credibilidad.
Preguntas y comentarios quedaron emplazados a la salida de la sala, la que
yo me hice fue: ¿Cuándo es que Los Venezolanos Dejares de ser Manipulados y Tontos ?
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