miércoles, 19 de octubre de 2011

Una parada de autobús como cualquier otra

Dejame que te cuente el mundo que mis ojos ven!!!!


Una parada de autobús como cualquier otra. Una parada en la que esperar para subirnos al autobús del progreso. Una parada en la que no para ningún autobús. Una parada entre la realidad y la ficción, una trampa para aquellos a los que les falla la memoria.

Una vez subidos al relato, Henrique Capriles Radonski , nos conduce por sitios que no aparecen en los mapas y con historias que no se dieron tal y como nos cuentan.

Turistas de nosotros mismos, usamos en el viaje postales de la ciudad como fragmentos que nos permiten construir una narración y especular sobre el qué vendrá después:

 “Las cosas no salieron como esperábamos”

La ciudad que se nos presenta en este recorrido dista de ser coherente. La encontramos llena de grietas, por donde ficción y realidad se entremezclan. Esta ciudad contiene arquitecturas improbables y ruinas de un futuro por las que hacer turismo.

Desprendida de su disfraz, del relato predominante, encontramos a una ciudad llena de bugs y glitch: errores en la ejecución de los programas Sociales.

Como turistas, como consumidores de ficción y realidad, intuimos que estos errores ocultan algo más: un fallo de sistema.

 La especulación como principio primordial del diseño de la ciudad.

 Todos somos colonos de nuestras vidas.

Queremos ser felices y encontrar el camino que nos lleve a ese lugar.

Buscando siempre una nueva oportunidad, una nueva historia por contar, un territorio que habitar. Pero no nos dejan por la avaricia, el ladronismo , la corrupción..

Queremos progresar e inadvertidamente paseamos como flâneurs ante realidades a las que no miramos, realidades que volvemos invisibles.

 En ese tiempo, hemos producido sitios que parecen diseñados meticulosamente como si fueran a ser las ruinas de nuestro futuro.

Realmente hemos hecho cosas para que nos tomen por locos las generaciones venideras.

 Dentro de 200 años, nuestro mundo será un vago recuerdo del mundo en que vivimos.

Todos estos monumentos, ruinas del progreso, nos sirven de hitos en el presente para recordar que en realidad, las cosas no salieron como esperábamos.

El final del recorrido turístico propuesto por Henrique Capriles Radonski  , no es tal final, ni tan siquiera es el único.

Los relatos perdedores para el progreso, resulta que no se perdieron, sólo se olvidaron. Muchas de las utopías de los sesenta y setenta han acabado siendo realidad: la ciudad instantánea de ayer es la pop up city de hoy. Seguimos siendo dueños de nuestros sueños y de nuestro futuro, construyamos nuestro relato.

 Luego de las próximas elecciones venideras escuchare y leeré “Las cosas no salieron como esperábamos” se nos presentó un documental de ficción.

 Un documental sobre la ciudad, sobre la historia de nosotros mismos. La escenografía contaba con lo habitual: una sala en penumbras iluminada por una pantalla.

 Como sacado de la historia de los inicios del cine un narrador, la Oposición venezolana, voz cantante que acompañado por un DJ, Henrique Capriles Radonski, nos sirvieron de guía del relato.

 El público No disfrutó de la experiencia pues ya sabemos quiénes son estos señores de la Oposición Venezolana que finalizó en el mismo código que se plantea en Venezuela y  el cine: terminó con los títulos de credibilidad.

Preguntas y comentarios quedaron emplazados a la salida de la sala, la que yo me hice fue: ¿Cuándo es que Los Venezolanos  Dejares de ser Manipulados y Tontos ?

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